Nuestro Creador es Jehová – Rapha. Él es el Dios que nos sana y nos consuela.
El Señor es el Dios de todo consuelo. No hay bálsamo en Galaad, pero hay bálsamo en nuestro Dios.
Una palabra de Dios es como una pieza de oro y el cristiano es el batidor de oro, y él puede forjar esa promesa a partir de esa pieza de oro.
Entonces, cristianos, no es necesario que se sienten desesperados. Lo que realmente necesitas hacer es ir al Consolador y pedirle que te dé el consejo correcto para ese consuelo. Escuche atentamente lo que tiene que decir y comenzará a sentirse mejor.
No acudas a amigos terrenales en busca de consuelo porque, después de todo, serán como los consoladores de Job. Ve directamente a tu Dios que consuela a los que están abatidos y pronto dirás: «En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consuelos alegran mi alma».
Hermanos y hermanas en Cristo, cuando sientan que están secos espiritualmente, acudan a Dios, pídanle que derrame su alegría y su amor en su corazón, entonces su alegría será plena y su amor comenzará a desbordarse también hacia los demás. ¡Te convertirás en una bendición para los demás!
Cuando estés herido y deprimido, ve directo al Señor, derrama todos tus problemas delante de Él. El Señor atenderá tu oración, Él está siempre dispuesto a vendar tus heridas y nutrirte porque Él es tu Dios y tu sanador!!!