Letrero de la película ‘Resucitado’. / Sony Pictures España
Me formaron en un instituto espiritual. De religión católica, se comprende. En la escuela, que tenía una salón de cine el mar de súbito, nos proyectaban estas películas “de romanos” a las que Sabina les dedicó una canción. O sea: las películas sobre Jesús que todo católico debe ver sobre su amigo imaginario. Quiero decir que los péplums, a películas como La túnica sagrada, Quo Vadis, Barrabás, Rey de reyes o series como Jesús de Nazaret, de Franco Zeffirelli y con un muy convincente Robert Powell como Jesucristo.
Síndrome fundamentalista
El fundamentalismo tiene muchas caras pero hay una que le retrata: la seguridad desde la que charla. El fundamentalista no se restringe a justificar sus ideas o sus acciones, algo que todo el planeta debe realizar sino, sentado en la roca estable de su fundamento, evalúa a el resto con superioridad arbitraria. El baso puede ser Dios, un libro, un líder, una palabra o el dinero.
La palabra fundamentalismo nació en EEUU y, raramente el día de hoy los líderes de la nación mucho más vigorosa del mundo se detallan orgullosos de ser los bendecidos por Dios. Mucho más aún, y es este la cara genuino, su fundamentalismo actúa en la ofuscada concepción que tienen de su misión en el planeta, en la soberbia de sus actos, en la mirada entre protectora y también imperial al resto de los humanos.
Virgen, inmaculada, escogida
Es bien interesante sobre la veneración de María por los musulmanes asimismo un fragmento de un escrito de monseñor Fulton Sheen sobre la veneración de María al Islam. Escrito en 1952, es de una enorme actualidad, y exhibe el profundo discernimiento de los signos de los tiempos de este enorme pastor estadounidense, el día de hoy sendero de los altares:
«El Corán, que es la Biblia de los Musulmanes, tiene dentro varios pasajes referentes a la Muy santa Virgen. Primero, el Corán cree en Su Inmaculada Concepción, asimismo en su parte virginal. El Tercer capítulo del Corán pone la narración de la familia de María en una genealogía que se remonta a Abraham, Noé y Adán. En el momento en que se equiparan los cuentos del Corán y del evangelio apócrifo sobre el nacimiento de María, somos tentados a opinar que Mahoma dependía bastante de este último. Los dos libros describen la avanzada edad y esterilidad de la madre de María. En el momento en que, no obstante, interpreta, la madre de María proclama, según el Corán: «Oh Señor, te ofrezco y consagra a ti lo que está en mí. Acéptalo de mí».