RETRATO DEL ARTISTA ADOLESCENTE JAMES JOYCE TRADUCCIÓN DE DÁMAS ALONSO EDICIONES LUMEN
Todos y cada uno de los jovenes tienen que confrontar a conocer el planeta. Si bien no deseen, una situación ignota se precipita sobre ellos. No se escoge ser joven, semeja una tontería, pero es la base de la inquietud que frecuentemente les ocupa. Avanza/Transcúrre de la protección a la obligación de admitir una situación inimaginada.
James Joyce o el colapso de la literatura
James Joyce no es tanto un creador como una categoría ineludible para todo el planeta que se dedique a la literatura. Está a puntito de ser parte, si por el momento no lo hizo, de ese selecto número de personalidades que dieron sitio a un adjetivo: kafkiano, dickensiano, quijotesco… (Umbral charlaba con frecuencia del desaparecido La capital de españa de las tiendas galdosianas). Según esto, «joyceano» desearía decir algo, sospecho, relacionado con la corriente de conciencia, con una manera de narrar que alterna sin miramientos diferentes puntos de vista y que, en vez de coordinar, yuxtapone. Un plan que, a inicios del siglo XX, parecía la mucho más correcta para detallar un planeta que experimentaba una convulsión de la que quizás no nos habíamos recuperado.
Este irlandés exiliado —otro mucho más— debe su popularidad a 2 novelas: Ulysses (1922) y Finnegans Wake (1939) en las que transporta su experimentación al máximo. Erudición, autoconciencia y también ironía fueron varios de los elementos de ese coctel que atrajo a la mayor parte de sus contemporáneos (Virginia Woolf fue entre las gloriosas salvedades). No sé si hay que a su fuerte adhesión a su instante histórico o al ferry vínculo entre su mirada y el idioma inglés, pero pienso que, actualmente, las dos proyectos se ubican en el límite de la legibilidad.
LA FAMILIA
La novela empieza con recuerdos de su niñez, se muestran ediciones del lenguaje para aproximarlo al de un niño pequeño que comete fallos de pronunciación, pero el narrador por el momento no es ese niño, está en un internado, tratando amoldarse a un medio nuevo. El presente -instituto- no le agrada y regresa al pasado -familia- el paraíso perdido que desea recobrar. Suena con las próximas vacaciones tal y como si fuesen un justo premio, una celebración.
Después va a venir la vuelta a casa donde le reciben como un príncipe: el único de sus hermanos que comparte la comida con sus progenitores y otros mayores, un privilegio que le deja empaparse en el tema político-espiritual que transforma sus conocidos cercanos en integrantes de 2 bandos irreconciliables, siendo la íra y la crueldad que desarrollan las ideologías, el brusco trueque de críticas. Mientras que está en este instituto va a haber 2 instantes esenciales: en el momento en que se pone enferma y se siente muy solo; y en el momento en que recibe una injusta paliza del prefecto. Lo atrayente es que Stephen se subleva y charla con el Directivo, esto le transformará en un líder entre sus compañeros. Me agradaría indicar que cada experiencia, y o sea una incesante en Retrato del artista joven, es contada desde 2 escenarios: el sensorial, y el intelectual. Así mismo el hecho consigue una dimensión totalizadora, se siente en la piel y se trata en la cabeza del personaje. Observemos con ejemplos de qué forma lo realiza en el momento en que recibe el castigo: