que tiene que ver cs lewis con la religion

En este final de siglo, inesperado barrendero de utopias, muchas personas se quedó sin respuestas a las cuestiones vitales. La cuestión es definitiva. Ya que lo mismo que hunde a ciertos en la desesperanza puede abrir otros horizontes sobrenaturales. Es lo que exhibe, fabulosamente, Richard Attenborough en su última película, Tierras de penumbra (Shadowlands). Por medio de ella acerca al enorme público la vida y obra del escritor inglés C. S. Lewis, entre los apologistas cristianos mucho más relevantes del siglo XX. Sus hermosas imágenes proponen una observación sugestiva al mal que acarrea la distribución al amor.

Tierras de penumbra detalla una historia amorosa: la que sostuvieron en los años cincuenta C. S. Lewis (Anthony Hopkins) y la versista estadounidense Helen Joy Gresham (Debra Winger). Joy, de origen judío, se había transformado en el cristianismo influida en buena medida por las proyectos de Lewis. Tras múltiples años de relación epistolar, Joy visita por vez primera a Lewis en 1952. Por año siguiente, tras divorciarse de su marido alcohólico, el asimismo escritor William Gresham, Joy se instala terminantemente en Inglaterra con sus 2 hijos.

Entre los libros y la decepción

Clive Staples Lewis o C. S. Lewis nació en 1898 en una familia de protestantes en Belfast, Irlanda. En su casa siempre y en todo momento hubo varios libros. Los días de lluvia tomaba volúmenes de las estanterías y entraba en mundos conformados por autores como Sir. Arthur Conan Doyle, Y también. Nesbit, Mark Twain y Henry Wadsworth Longfellow.

Una vez que su único hermano, Warren, fuera enviado a un internado en 1905, “Jack”, como llamaban Lewis ciertos de sus mucho más próximos, se volvió algo solitario. Pasó mucho más tiempo entre libros y en mundos imaginarios de “animales con ropa” y “caballeros con armadura” como él mismo afirmaría, que en el planeta real.

El lado obscuro de Narnia

Lewis, un especialista en literatura alegórica, con múltiples trabajos publicados sobre el tema, defendió siempre y cuando su obra no era una alegoría por el hecho de que no representaba los elementos bíblicos uno a la vez. No obstante, no ocultó la intención de transformar cada tomo en el ensalzamiento de un valor católico. Fue por esta cuestión alabado y criticado por igual.

Al paso que autores tan reconocidos como J. K. Rowling aceptan la fuerte predominación de Narnia en sus novelas —no debemos olvidar que nuestro Harry Potter muere y resucita en la guerra final con Voldemort para socorrer al mundo entero mágico—, otros, como Philip Pullman, manifiestan sin tapujos su mucho más absoluto desagradado.

Deja un comentario