Maruan Soto Antaki
Noviembre 2014
El día musulmán
En el calendario musulmán el día comienza a la puesta de sol y, por consiguiente la noche, candela o vig antecede siempre y en todo momento la claridad o diurno al que forma parte. La palabra día (yaum, يَوم) significa día natural compuesto de veinticuatro horas y representa el espacio de tiempo comprendido entre la subida de la segunda aurora y la puesta de sol.
Por contra, a la palabra el día de hoy (aliaum, اليوم) se le da el sentido de veinticuatro horas contadas entre 2 puestas sucesivas de sol. Por eso las datas por mes musulmanas vengan expresadas, por norma general, en noches, en oposición a nuestro término de darlas siempre y en todo momento referidas a días.
Existen muchas musulmanas que deciden no usar el hiyab, por el hecho de que precisamente es dependiente de la interpretación que cada una tenga sobre el Corán. ¿Por qué razón decidiste no usarlo?
«La práctica activa del Islam llegó a Kirguizistán tras la caída de la Unión Soviética. Como es natural, había gente que lo practicaba antes, pero eran castigados si los descubrían. Mis progenitores, por servirnos de un ejemplo, que nacieron en tiempos de Lenin, no son religiosamente activos. No obstante, desde mi generación singularmente hace unos 5 o 7 años, el Islam fue cobrando relevancia. Yo soy religiosa pero no activa. Creo en Allah, y en nuestro Enorme Profeta Mahoma, pero no leo namaz todos y cada uno de los días. Para mí es más esencial rezar a mi modo y charlar con Allah no solo a lo largo del horario particularmente designado para llevarlo a cabo, sino hablo con Él en el momento en que siento la necesidad. Como otros musulmanes activos, no empleo el hiyab ni el velo por mi forma de meditar. Pienso que lo esencial es opinar con el corazón, no con la ropa. A lo largo de un buen tiempo pensé que las mujeres que usaban hiyab eran verdaderas seguidoras del Islam, al paso que las que no lo utilizábamos éramos las llenes huelgas. Tras bastante ver, me percaté de que estas mujeres no eran perfectas o libres de errores, puesto que muchas usan el hiyab como una máscara para ocultar su auténtica cara. Por servirnos de un ejemplo, en Estambul entré en choque al notar a estas mujeres «perfectas» fumando en áreas públicas sin sentir si bien sea algo de vergüenza. Yo pensaba que estas mujeres eran un modelo a proseguir para nosotros, pero no obstante asimismo tienen un fallecido en su alacena. Entonces, estos descubrimientos me persuadieron aún mucho más a ser una mujer habitual a estas fieles que no coinciden con sus acciones.»- Meerim, Kirguizistán
Con Meerim en Kirguizistán