pueden obligar a un maestro a estar titulado en religion

Por EnfoqueDerecho.com

La semana anterior, se dio a comprender que Perú muestra un nuevo récord mundial. Lamentablemente, este reconocimiento no es ninguna razón para enorgullecerse. Y sucede que el 26 de agosto, una vez que las autoridades belgas rectificaran su cifra de muertes por el nuevo coronavirus, Perú se transformó en el país con mayor tasa de mortalidad por COVID-19 en el planeta. Según los últimos datos del Centro Nacional de Estadística y también Informática (INEI), la población nacional circunda a los 32.6 millones de pobladores, de los que se registró la desaparición de 28.000 personas por COVID-19; o sea, la tasa de mortalidad en este país es de 85.8 muertes por cada cien,000 pobladores. Frente estas cantidades preocupantes, en un contexto en el que distintas países están en la incesante búsqueda de una vacuna que sea eficaz contra el COVID-19, aparece la necesidad de proponernos las próximas cuestiones: el Estado podría declarar obligatoria la vacunación contra el COVID-19? ¿Esta medida vulneraría algún derecho constitucional? ¿Alguien podría negarse a su app? Ahora, en este editorial, responderemos a estas inquietudes.

¿De qué manera lograrlo?

Proseguir formando a instructores que tienen a su cargo la educación religiosa en sus instituciones, de manera estricta y sistemática. En este sentido, hay una aportación esencial de la Licenciatura en Ciencias Religiosas con modalidad virtual: proseguir estudiando sobre el tema para agrandar el fantasma geográfico y comprender verdaderamente qué se enseña en esta materia en Colombia; ofrecer una educación que “hace más fuerte la dimensión religiosa, la conciencia de lo espiritual y la opinión de las expresiones religiosas de una cierta cultura”.

Frente a la alarma que produjeron las pruebas PISA, el Ministerio de Educación Nacional preparó a los alumnos para la app de la prueba en 2015. Si se tuviese presente el estudio efectuado por los estudiosos javerianos , asimismo sería viable incidir en las políticas públicas pues la educación religiosa puede jugar un papel clave. «Si nos encontramos intentando de crear un país diferente en clave de paz, de reconciliación, de reconocimiento de la diferencia, de diálogo entre las etnias que pertenecen a la nación, de respeto por el otro, requerimos apostarlo a un ERE diferente «, destaca el estudioso Balancee. Su compañero Gabriel Suárez, teólogo y pensador, lo repite diciendo: “Una ERE que de esta forma ocurra puede hacer más simple una capacitación para la paz, la reconciliación, la justicia, la promesa activa…”

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