No exagero al decir que la película mucho más reciente del realizador cubano Gerardo Chijona llegó a nosotros como algo nuevo, diferente, en el panorama cinematográfico nacional. Boleto en el paraíso estuvo anteriormente Festival En todo el mundo del Nuevo Cine Latinoamericano y si bien no fue de las que se llevó la mayor parte de los comentarios, me atrevo a decir que fue de las mejores. Al menos para mí resultó ser considerablemente más de lo que aguardaba localizar, y para un creador –y para un espectador asimismo– no hay solamente satisfactorio que eso. Es una cinta desgarradora, muy humana y está llevada a cabo de manera limpia, fácil, sin artefactos visibles pues no requiere. Es de esos grabes que tienen bastante carga trágica para sostener al espectador sin pestañear. Cualquier persona que lo haya visto va a haber salido del cine con tristeza, pero siendo consciente de que es una historia precisa. Boleto en el paraíso, que tuvo un satisfactorio paseo en todo el mundo como el Festival de Sundance, va a ser estrenado próximamente en los cines cubanos. Sobre de qué manera brotó la película y donde se transformó, Chijona conversó con Cuba sí. El largometraje está apoyado en el libro del doctor Jorge Pérez sobre sus vivencias con pacientes de SIDA en Cuba.
¿Por qué razón lleva por nombre entonces Boleto al paraíso, a qué paraíso tiene relación? El paraíso que da título a la película tiene relación a un sanatorio para pacientes de SIDA, que en la vida real fue y es el sanatorio de Los Cocos, en Santiago de Las Vegas.
‘Quiero el Paraíso’: Simpática hagiografía fílmica de San Felipe Neri
“Sean buenos, si podéis”… se convirtió en la proverbial expresión de San Felipe Neri, entre los santurrones mucho más estimados de la crónica de la Iglesia. El beato de la alegría, el juglar de Dios, el segundo apóstol de Roma o Pippo, lo bueno son solo ciertas definiciones de ese sacerdote nativo de Florencia en 1515 y que vivió mucho más de 60 años en Roma.
Mientras que se festejaba el Concilio de Trento y empezaba la llamada Contrarreforma, San Felipe formaba a los mucho más jóvenes con inocencia y también ironía acercándolos a la Liturgia y logrando que se diviertan cantando y jugando en un espacio que mucho más adelante se transformaría en el Oratorio, proclamada congregación por el Papa Gregorio XIII en 1575.
Cultura y también Iglesia
Indudablemente, una protesta compartida por unos y otros, pero que Peio Sánchez amplía al grupo de la civilización en su relación con la Iglesia (de españa, añade él), que “tiene universidades con buenos instructores y increíble calidad formativa, tiene editoriales de extendida trayectoria y calidad, impulsa centros académicos que se alargan por todo lo territorio, tiene autores y personalidades de prestigio, a su cargo está la mayor parte del patrimonio artístico, pero no descubre bien la civilización próxima al hecho católico, no fomenta el diálogo con los artistas ni es con la capacidad de proponerle a los fieles un género de cultura sensible y agradable con el mensaje católico”.
Panorama tan desalentador se traduce en “la fragmentación de ideas, la sepa de liderazgo y la carencia de un emprendimiento común que integre y fomente lo que aparece, no vacilamos, por la fuerza del Espíritu”.