porque jerusalén es la ciudad santa de las tres religiones

Los hechos y las citas en este archivo prueban la relevancia política y religiosa de Jerusalén y el ansia por exactamente la misma del cristianismo, el islam y el judaísmo. Asimismo se ven las causas y oportunidades en el momento en que las distintas religiones, califas, iglesias, congresos, emires, imperios, en general, reyes, resoluciones, sultanes, tratados y entidades controlaron, proclamaron permisos, o aseguraron sus dictámenes sobre el modo perfecto de gobernar un ubicación especial venerado, la localidad, o partes.

Bernard Frischer, un instructor de la Facultad de Indiana, calculó que desde el año 2000 aC, la localidad de Jerusalén fue destruida un par de veces, asediada 52 ocasiones y capturada 44 ocasiones mucho más, fue la escena de 20 revueltas, varios altercados, y doce de atentados terroristas en periodos separados en todo el pasado siglo. En la historia, la localidad solo cambió de manos pacíficamente un par de veces.

La Iglesia del Beato Sepulcro

Y si ahora hablamos de los puntos mucho más sagrados tanto para el judaísmo para el islam, queda por conocer lo que se encuentra dentro de los rincones mucho más particulares para en la Iglesia cristianismo: donde murió y fue sepultado Jesucristo. La iglesia, de un aspecto algo especial, tiene capillas muy distintas según la corriente cristiana: tanto los católicos como los coptos, los armenios o los etiopes, entre otros muchos, tienen su espacio aquí. Se levanta sobre el Monte del Martirio, donde, según la tradición cristiana, Jesucristo fue crucificado.

Y es de nuevo este uno de esos sitios que te sobrecogerá, seas fiel o no. El furor con el que peregrinos llegados desde la mitad del planeta se postre frente “la piedra de la unción” —donde, según dicen, fue postrado el cuerpo sin vida de Jesús— es algo digno de contemplar. En todos y cada esquina, los cirios son encendidas sin cesar entre frases y oraciones. El ámbito que se vive es algo difícil detallar con expresiones, pero que logra emocionar en el momento en que se contempla como un espectador.

Negociaciones que mencionan al estatus de Jerusalén

El interés del presidente estadounidense de aquella temporada, William Clinton, se fundamentaba en el deseo de ser artífice de la finalización del enfrentamiento en Oriente Medio. De ahí que encabezó una asamblea en Camp David en el 2000. En esta negociación el presidente israelí, Ehud Barak, fue mucho más lejos que alguno de sus precursores al sugerir la oportunidad de comunicar una localidad con 2 capitales: una para Israel y otra para los palestinos. El futuro Estado tendría una soberanía limitada en determinados puntos; por servirnos de un ejemplo, la seguridad y el control de la frontera, ya que quedarían bajo la administración israelí; razón por la que en la negociación se realizó referencia al estatus de Jerusalén, ya que los dos pueblos la piensan como capital.

Lamentablemente no hubo un convenio con en comparación con estatus de Jerusalén, pues Yasir Arafat, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, no aceptó la soberanía compartida en la Localidad Santa y las negociaciones de paz se marchan estancar nuevamente hasta nuestros días.

Espacios beatos en la mitad de una colonización

La verdad es que la mejor forma de comprender Jerusalén es remontarnos al pasado. Persas, seléucidas, romanos u otomanos hicieron la presente mezcla entre religión y también historia aparente en sus calles, sus pobladores y los millones de peregrinos y turistas que la visitan. La verdad es que hoy día el legado familiar mucho más aparente es el de temporada omeya y otomana, cuyos ejemplos mucho más representativos son Al-Aqsa o la Cúpula de la Roca. Unas creaciones, calles o restos arqueológicos que son «diluidos» y que están en riesgo gracias a las políticas coloniales israelíes. Esta se encuentra dentro de las cuestiones que se refleja mejor todos los días, en el campo mucho más diario, como bien se puede ver en la obra de Ayestaran. Son múltiples las oportunidades en que el libro deja patente el continuo reclamo por la parte de esenciales representantes de conjuntos empresariales, políticos y religiosos sionistas de demoler la Cúpula de la Roca para crear el llamado Tercer Templo de Jerusalén. Este rincón, entre los mucho más tensos del mundo, es donde está la Piedra Fundacional o Angular. Esta roca, exactamente en el centro de la Cúpula del mismo nombre, es identificada por el islam como el punto exacto desde el que Mahoma inició su Viaje Nocturno. Al tiempo, para el judaísmo es el espacio mucho más sagrado, cuya roca desde la que brotó el planeta que estaba en lo que fue el Segundo Templo. Una cuestión reflejada en el libro de manera transversal y que el día de hoy pertence a los enormes puntos de fricción entre el pueblo palestino y las fuerzas colonizadoras israelíes.

Alén de la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo (para el judaísmo) el vecindario católico aloja el Beato Sepulcro, entre los sitios mucho más sagrados para el cristianismo. Están la tumba donde Jesús resucitó y el sitio donde fue crucificado (el Suplicio). Un espacio en el que domina una suerte de statu quo entre las diferentes iglesias, que frecuentemente se mostró frágil. Como bien detalla Ayestaran en su obra, católicos, ortodoxos, helenos y armenios se dividen el espacio, con pequeños enfrentamientos eventuales que, aun, llegaron a sus manos. A esta representación cabe añadir la de coptos, siriacos y etiopes, que en menor medida sostienen su presencia. En esencia, un grupo representativo del cristianismo que custodia un espacio en la mitad del vecindario católico, donde la colonización israelí avanza asimismo con la adquisición de distintas inmuebles. La colonización y ocupación no se disminuye solo en el vecindario musulmán.

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