lugares sagrados a los dioses de la religion romana

Sitios que poseen la memoria de los primeros cristianos, sitios para el recuerdo y para la celebración, para bajar hasta los primeros siglos del cristianismo observando la vida, el arte, las opiniones de los primeros cristianos de Roma.

Corinto

Otra de las ciudades consideradas mucho más esenciales en la crónica de la vieja Grecia es Corinto.

Si proseguimos la ruta de San Pablo por el Canal de Corinto que une el Mar Egeo con el Jónico, vas a poder conocer su centro arqueológico lugar desde donde Pau debió mandar la primera carta a los corintios a la Pascua del año 55 precisamente, que es donde se profundizará y va a conocer el espíritu de los corintios de la temporada.

El poder del Ganges, el río sagrado

Comentan que el Ganges “nace en el cielo” puesto que comienza en el glaciar de Gomukh, a 4.200 metros de altura, en las cumbres del Himalaya. Y baja a la tierra zigzagueando hasta lograr su desembocadura en la isla de Ganga Sagar (Ganga es el nombre del río en hindú). Es la arteria aorta que recorre la fe de los hidúes. Y su curso es el sendero que transporta al paraíso.

Mucho más de novecientos personas en el planeta practican el hinduismo y las ciudades por donde pasa este río en la India están cargadas de espiritualidad. Por servirnos de un ejemplo las situadas en la región media del río. como Allahabad o Varanasi (Benarés)la que alardea por ser la localidad santa más especial del país, donde una cantidad enorme de personas asisten a fallecer a riberas de su río.

HERELLIA EN PALAU

Vimos que el indicio de emperadores del siglo IV son primordialmente cristianos, pero hubo uno que llegó al trono deseando mudar la civilización y el foco de las religiones en el Imperio, y que revela bien la visión cristianopagana del poder ahora mismo: Julián (década del 360), llamado por los cristianos como «el Apóstata». Su gobierno fue corto y sus condiciones bien difíciles (por si acaso quiere arrimarse a su figura de una forma mucho más rápida, Gore Vidal escribió una novela sobre su persona, espesa pero llena de matices). Esencialmente Juliano, si bien dictamina otro edicto en pos de la independencia de cultos, acaba con un magno emprendimiento de restauración al paganismo -bastante fallido, por otro lado-. Efectúa precisamente exactamente las mismas medidas que habían tomado sus precursores en el campo ideológico: privar de base institucional y económica la fe contra la que luchaban (Mitchell, 2015: 189).

Experiencias aparte, y si bien en el final del producto volveremos a mentarlo, resaltaremos tan solo un hecho que nos revela, de nuevo, que la civilización es bidireccional y que siempre y en todo momento hay “transfusiones culturales” aun en los enfrentamientos. Juliano fue un personaje criado en Oriente, conocía bien las filosofías que luchaban contra el cristianismo y le enfadaba el abandono de las viejas prácticas. De ahí que, logró unos enormes sacrificios -en balde- para regresar al paganismo institucional, pero, ¿de qué forma?

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