A inicios de 2002 las revelaciones sobre abusos sexuales del clero hicieron la mayor crisis que sufrió la Iglesia católica en USA. En la mitad del alud informativo, los hechos reales se mezclaban con las impresiones aventuradas, al tiempo que otras caracteristicas quedaban en la sombra. De ahí que es clarificador el libro El valor de ser católico (1), escrito por George Weigel, el popular biógrafo de Juan Pablo II, que con visión bastante y sin perder de vista esta época detalla la crisis, examina sus causas y recomienda las ineludibles reformas. George Weigel trabaja en el Ethics and Public Policy Center, esencial think tank de Washington, y es un pensador influyente en el catolicismo estadounidense, creador de la biografía mucho más completa de Juan Pablo II (ver servicios 167/99 y 15/00 ).
En El valor de ser católico escribió una corto y magistral historia del escándalo de los abusos sexuales por la parte de curas en USA. Pero el libro es algo mucho más que eso. Es asimismo un análisis agudo de distintos puntos de la narración de la Iglesia estadounidense desde el desenlace del Concilio Vaticano II. Lo que distingue a este libro de otros que han aparecido es que Weigel ve en esta crisis «una excelente ocasión (…) para reforzar en las reformas de la Iglesia católica que se comenzaron en el Concilio Vaticano II entre 1962 y 1965, que son exactamente las mismas que el Papa Juan Pablo II se ha esforzado en impulsar en todo el pontificado».
La civilización de la violación
En 1991 los medios se hacían eco del primer enorme escándalo de abusos sexuales. A lo largo de la convención de Tailhook, precisamente 200 marinas borrachos hirieron sexualmente cuando menos a 83 mujeres en los corredores del hotel Hilton de Las Vegas. Cinco años después, aparecía en los medios un nuevo escándalo; en esta ocasión, los estadounidenses se llevaban las manos a la cabeza por la veintena de violaciones cometidas en el campo de pruebas de Aberdeen (Maryland). Fue merced a ese escándalo que se descubrió que no era un caso apartado; en otros varios centros de entrenamiento los acoso asimismo estaban a la orden del día. No obstante, las medidas tomadas fueron pocas: de los 12 sargentos instructores y comandantes acusados de un delito de violación, solo 4 fueron sentenciados a prisión.
De este modo, no era ninguna sorpresa que en 2003 ahora se hablara de un tercer enorme escándalo. Entre las víctimas se ponía en contacto con representantes de los medios y múltiples parlamentarios para anunciar la verdad que se se encontraba viviendo en la base de entrenamiento de las Fuerzas Aéreas en Rojo. La dirección de la base de entrenamiento había ignorado abiertamente múltiples acusaciones y dejó que se generaran de forma sistemática abusos y violaciones a cadetes.