Si bien la mayor parte de los hispanos en USA prosigue correspondiente a la Iglesia Católica Romana, el porcentaje de católicos en la población hispana está reduciendo, al paso que un creciente número de hispanos afirma que es protestante o no estar afiliado a ninguna religión. Ciertamente, prácticamente uno de cada 4 mayores hispanos (24%) dejó de profesar la religión católica, según con una esencial encuesta efectuada por el Pew Research Center en todo el país donde participaron mucho más de 5.000 hispanos.
Juntas, estas tendencias proponen que se está generando alguna polarización religiosa entre los latinos estadounidense (el grupo más nutrido minoritario del país) con la decreciente mayoría de católicos hispanos que llenan un espacio intermedio entre 2 conjuntos cada mayores, los protestantes evangélicos y los no afiliados, que llenan los 2 extremos del fantasma espiritual estadounidense.
Eus: el milagro de las lágrimas de sangre
Volviendo al tema de los milagros, en la iglesia de Eus, un hermoso pueblo en el sur de Francia, el párroco nos contaba, todo feliz , el milagro de su cristo. Si le hacías una fotografía con flash, se veían las lágrimas de sangre. Un secreto al que seguramente no asistía la obscuridad de la iglesia, ni el que mi cámara de fotografías carezca de flash.
La iglesia y la medicina jamás se llevaron realmente bien, no sé si pues no les agrada que la ciencia pruebe que las patologías no son designio divino o por el hecho de que hallan precaución sin precisar fe, pero lo cierto es que en el momento en que les da por ser referentes en anatomía, lo clavan. Es suficiente con ver el aspecto de este santurrón decapitado en el museo de la Catedral de Sevilla. Aparte de una Facultad de Medicina le agradaría tener modelos tan realistas, y además de esto con barba a la tendencia.
Las cicatrices que deja el pecado y el coste del agnosticismo y el relativismo ética
Todas las víctimas de mala conducta sexual, abuso sexual, violación, etcétera., fué construída en imagen de Dios, con lo que es intrínsecamente importante. Su violación es objetivamente mala, y es requisito realizar justicia. La devastación de este género de violaciones tarda años e inclusive décadas en sanar, si lo realiza. Estos hombres, mujeres, pequeños y pequeñas van a traer las cicatrices a lo largo del resto de la vida. Estas cicatrices van a quedar como testigo de la realidad de que el mal propósito existe.
Cualquier cosmovisión que continúe agnóstica o bivalente sobre el estatus ética de estas acciones transforma a las víctimas en víctimas constantemente. Las cosmovisiones sin un anclaje para la moralidad objetiva devalúan las violaciones y las elevan a la equivalencia ética con el cariño, la sinceridad y la integridad. Las cosmovisiones que no tienen la posibilidad de llamar al mal “mal” en ningún sentido importante de la palabra (o para la situacion, tampoco tienen la posibilidad de llamar al bien “bien”) promueven la creación de sobra víctimas y agudizan el padecimiento de quienes ahora lo son.