Isaías Largo Fernández Instructor de Filosofía del IES Pedro Soto de Rojas. Granada
Charlar de Hables Darwin en 2009, doscientos años tras su nacimiento, el año en que se memora asimismo el 150 aniversario de su obra cima, El origen de las especies, es un atrevimiento , máximo si no se tiene una sólida capacitación científica. En mi caso, que pretendo charlar sobre Dios y la religión en Darwin es, no solo un atrevimiento, sino más bien asimismo una temeridad, además de una intromisión en la privacidad de alguien que responsablemente deseó sostener su pensamiento sobre esta cuestión en el chato privado y personal, y que en una ocasión dejó escrito que a absolutamente nadie le debía importar lo que él pensara sobre Dios. No obstante, fueron varios los que en su tiempo desearon entender sobre sus ideas en materia religiosa. Y el día de hoy, como entonces, semeja que proseguimos apasionados en saber su opinión sobre esto.
Ciencia y religión ¿compatibles o incompatibles?
La primera pregunta que tenemos la posibilidad de proponernos es si ciencia y religión son entre sí compatibles o no. O sea, si una y otra tienen la posibilidad de convivir o siempre una excluye a la otra y entre ellas solo probablemente halla un enfrentamiento ineludible. No es de extrañar hallar, todavía el día de hoy, la opinión, en ocasiones extendida, de que ciencia y religión son mutuamente incompatibles y la relación entre ellas siempre y en todo momento fué una fuente de ineludibles enfrentamientos.
Se las considera como 2 visiones contrapuestas de todo el mundo, que no tienen la posibilidad de menos que chocar siempre y en todo momento entre sí. No solo eso, sino cada una niega la validez de la otra. El día de hoy, además de esto, sigue que solo la visión de la ciencia puede ser la auténtica, con lo que la visión religiosa debe ir de a poco desapareciendo.
Desde este criterio, el progreso de la ciencia supone siempre y en todo momento un retroceso de la religión. Para respaldar esta situación se hace con frecuencia una interpretación sesgada de la historia y se llevan siempre y en todo momento exactamente los mismos casos de Galileo y Darwin.
La ciencia va mucho más allí
Hawking prescinde de Dios para argumentar el Cosmos. Los teólogos aceptan que la ciencia es atea y que sería un milagro evaluar la presencia o inexistencia del Constructor. isabel Urrutia; Día 11/09/2010
«Dios se convirtió, para muchos, en una vaca de la que se puede eliminar leche y queso». No se amedrentan, que no es una blasfemia. Lo afirmaba un místico alemán, Eckhart de Hocheim, un dominico simpático y con buena pluma que nació en la Edad Media y ha inspirado un sinfín de pensadores, fieles y no fieles. El bueno de Eckhart se quejaba sencillamente del tan traído y llevado término del Sumo Constructor, al que se exprime hasta la última gota en el momento en que «por definición se escapa de nuestra entendimiento». Pero da lo mismo, siempre y en todo momento hay explicación para ingresar en el harapo y engullirse en dimas y diretas con ocasión de Dios. En pleno siglo XXI, prosigue dando bastante juego en el momento de vender libros. Ver para opinar.