la religion la raza en la segunda guerra mundial

Los obispos alemanes y la Segunda Guerra Mundial Con ocasión del cincuentenario del final de la II Guerra Mundial, se volvió a poner de actualidad la cuestión de las relaciones entre las confesiones cristianas -y de la Iglesia católica particularmente – y el régimen de Hitler, y asimismo la referente a la actitud de los cristianos en oposición al asesinato en masa judío. La cuestión ha justo estudios serios, sobre la apologética y de la polémica (1). Garantizamos una corto síntesis de un producto meticuloso (2) del instructor Konrad Repgen, catedrático retirado de Historia Moderna de la Facultad de Bonn, experto en estas cuestiones y creador de varios libros y productos sobre sus distintos puntos.

El mapa eclesiástico de Alemania a fines de 1937 era muy distinto al de hoy. Los 23 millones de católicos formaban una tercer parte de la población del viejo Reich, y estaban delegados en 23 diócesis, un obispado exento y una prelatura. Los obispos no eran entonces, según el derecho vigente (el Código de 1917), integrantes de un órgano colegial que hubiese podido limitar la jurisdicción de cada uno de ellos. No obstante, en la práctica se había creado una charla plenaria de obispos, para unificar líneas de actuación, que se reunía todos los años en Fulda. Era recibido que los arzobispos de Colonia y Munich -por su rango de cardenales- y asimismo el arzobispo de Breslau, el cardenal Adolf Bertram, tuviesen una predominación mayor a el resto en esa asamblea.

Los orígenes del supremacismo blanco

El supremacismo blanco está tan arraigado en la Historia de EEUU que semeja difícil saber la fecha precisa donde comenzó, pero semeja acertado comenzar con la caída de los estados de la Confederación y la creación del Ku Klux Klan.

Son fundamentos puramente económicos los que dan pie al racismo en el país. Las colonias de europa en USA comenzaron a llevar esclavos para impulsar la economía nacional, y del siglo XVI al XIX la supervivencia de la nación dependía completamente. De esta manera, los estados del país, en especial los del sur, hicieron un sistema económico apoyado en la mano de obra no retribuida esclava que les dejaba conseguir ganancias descomunales. Pero en 1865 la derrota de los estados de la Confederación en la guerra de Secesión, la implementación de Gobiernos dirigidos por republicanos y el Decreto de Reconstrucción, que por vez primera en la Historia estadounidense de América liberaba a esclavos y daba algunos derechos políticos a los ciudadanos afroamericanos en el sur, terminaba con la bicoca de la que se habían beneficiado los del sur. Este nuevo panorama no fue recibido con alegría por los estados de la vieja Confederación; no era bastante con presenciar la caída de sus ejércitos, en este momento asimismo serían presentes del derrumbe de su sistema social y económico.

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