El Congreso no legislará con en comparación con lugar de una religión oa la prohibición del libre ejercicio de exactamente la misma”. Estas 20 expresiones, una parte de la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, afirman que todas y cada una de las generaciones de estadounidenses tienen el derecho de venerar a su Dios y entrenar su fe como mejor les parezca, sin temor a interferencias, represalias o muestras de favoritismo por la parte del gobierno civil. En el momento en que esa oración fue adoptada como una parte de la Declaración de Derechos en 1789, la independencia religiosa se transformó en entre los sellos propios de la democracia estadounidense a lo largo de la mayoría de los 150 años.
Como todos recordamos de la clase de historia en principal, los peregrinos puritanos que desembarcaron en Norteamérica en 1620, llegaron hasta estas costas motivados por el deseo de huír de la persecución religiosa a la que eran sometidos a Inglaterra. El padre Troy Schneider, vicario parroquial en la Catedral de la Sagrada Familia en Orange, apunta que no pasó bastante tiempo a fin de que ese deseo se extendiese a otros movimientos religiosos minoritarios que padecían de sus persecuciones. “La iniciativa de la independencia religiosa medró con los puritanos”, apunta el padre Troy, “y otros varios llegaron a buscar exactamente la misma independencia”.
Anales del Congreso (1789), “Enmiendas de la Constitución” 8 de junio, , dirección de Internet: http://memory.loc.gov/cgi-bin/ampage?collId= lago&fileName=001/lago001.db&rec Num=221.
Constitución estadounidense (1789), , dirección de Internet: http://www.archives.gov/exhibits/charters/constitution.html.
Puros, intelectuales
Como buenos calvinistas, para los puritanos el hombre es radicalmente malo y solo la felicidad divina puede salvarle. No alcanzan las buenas proyectos. Para recibir la felicidad es requisito que el sujeto logre comprender con «pureza» la genuina palabra de Dios y, de ahí que, es primordial la lectura y el estudio de la Biblia. De ahí que prevalecería para ellos la educación universal del pueblo. Y no solo la religión, sino más bien cualquier otra manifestación divina en la naturaleza o en el pensamiento era digna de estudio.
Así, ahora en Inglaterra los puritanos se distinguían por su intelectualidad. La sabia elocuencia de sus sermones era famosa y temida. La independencia y el monopolio espiritual del bastión que crearon en el Boston de Massachusetts brindaron alas a su filón intelectual. La erudición y la elocuencia de sus conocidos escritores les transformaron en el genuino muelle intelectual del resto de colonias. En Massachusetts, crearon mucho más institutos y universidades que en toda Inglaterra, como prosigue pasando hoy en día (solo cerca de Boston florecen mucho más de 36 universidades, en especial Harvard). Si tras la independencia Virginia era el centro político estadounidense y Novedosa York el libertarismo comercial holandés, Massachusetts ejercitó la primacía de la vida intelectual. Alexis de Tocqueville, ahora apuntó en los parágrafos iniciales de La democracia en América la predominación que el puritanismo había tenido en el origen histórico de EE.UU. y en la capacitación intelectual y ética del norte del país.