La presencia y el papel de la mujer en la narración de las distintas religiones es algo histórico que, como tal, se sale de la especulación para verse solo como una fácil constatación de lo que verdaderamente pasó.
A lo largo de marzo publicaremos una sucesión de productos de mujeres en torno al tema “Mujeres, Derechos Humanos y Religión”. Iniciamos el día de hoy con una reflexión de Daniela Aceituno Silva, llamada «Derechos humanos, fe y también iglesias: reflexión desde las mujeres».
Por Daniela Aceituno Silva
El reconocimiento y el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, en todas y cada una de las esferas y desde todas y cada una de las dimensiones probables, que apunte hacia un avance integral de estas, fué una preocupación que, de manera sostenida, estuvo presente tanto en la doctrina del derecho en todo el mundo de los derechos humanos, como asimismo en las solicitudes de los movimientos de mujeres y feministas, que han cobrado evidente visibilidad estos últimos años en Chile. Si observamos la generación de nuestras bisabuelas y abuelas y examinamos las prácticas culturales de la temporada, los espacios de avance humano, las opciones educativas, los grados de autonomía y resolución, entre otros muchos, vamos a poder, indudablemente, asegurar que hubo cambios substanciales. Esto, debido a que, de manera gradual, estuvimos viviendo tiempos de desobediencias, de desnaturalización, de detectar y poner límites, de pensarnos de manera colectiva y sororal, de constituirnos al fin y al cabo como sujetos de derechos, nosotros asimismo.
La segunda ola
La segunda ola del movimiento feminista se causó en la época de 1960. En este periodo, el feminismo ingresó el preconcepto contra la visión bíblica de la mujer como un complemento. Teniendo en cuenta al patriarcado bíblico como uno de los más importantes causantes por la presunta opresión masculina sobre las mujeres durante los siglos, exponentes del movimiento trabaron una guerra contra los principios de femineidad, matrimonio monogámico y heterosexual, maternidad, castidad y sobre el papel de la mujer como ama de la casa.
Al paso que la Biblia nos enseña que Eva tenía un papel primordial en el cumplimiento de las órdenes dadas por Dios a Adán en el principio de la creación (Génesis 1:28; 2:18), dándole exactamente el mismo título de ayudadora atribuido a Dios mismo (Salmo 33:20), el feminismo consideró ese papel impropio y secundario, manteniendo que las mujeres deberían buscar la igualdad, no solo en los derechos civiles, sino más bien asimismo en los papeles sociales, en el liderazgo e inclusive en los vicios pecaminosos de hombres no transformados; no obstante, a fin de que de esta forma sucediera, habría que anular los papeles dados por Dios a la mujer.