la mejor fe y religion es la de dios

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Christopher Hitchens (1949), politólogo, pensador y periodista inglés, no ha pretendido redactar un tratado teológico, sino más bien un panfleto iracundo y provocador, que justifica un título desafiante. Dios no es bueno ni misericordioso. No es el padre de la raza humana, sino más bien la causa de incontables guerras y catástrofes. No es el opio del pueblo, sino más bien el veneno que intoxica a las psiques y divide a los hombres. De todos modos, no existe, pero su presencia en prácticamente todas las etnias asfixia el pensamiento y conspira contra las libertades democráticas. Como Ortega definía el estilo de Baroja como una racha de imprecaciones, Hitchens cultiva el insulto con visibles dosis de talento. No obstante, la vehemencia no es la mejor compañera de la razón. El hombre indignado es un hombre intermedio y en un caso así el periodista –impaciente, malhumorado, en ocasiones arbitrario– devora al pensador, intentando encontrar el golpe de efecto. No obstante, hay que admitir que varios de sus razonamientos son inobjetables. El mito del pecado original vulnera esa presunción de inocencia que la ética y la ley piensan indispensables para asegurar los derechos y libertades. Hitchens no repara que la responsabilidad consigue un concepto positivo en el momento en que se interpreta como un aspecto de la vida ética de Jesús de Nazaret, el Hombre-Dios, que renuncia a la trascendencia por acompañar al hombre en la coexistencia con el planeta. Jesús se inquieta frente la desaparición de Lázaro, experimenta angustia frente su inminente detención, aguanta horribles inquietudes sobre su conciencia mesiánica, prácticamente cede al desierto, donde el yo revela su inconsistencia sin la presencia del otro, y muere en la cruz con sentimientos de abandono y desesperación. La responsabilidad del hombre solo puede ser la conciencia de esa puerta de inseguridad. Ser hombre significa buscar la realización al otro. La responsabilidad no es un principio ontológico, sino más bien el enfrentamiento ética que define el ámbito de las relaciones humanas. El hombre pierde su trascendencia en el momento en que se encara, apartándose de todo el mundo y de sus semejantes.

Dios, el más destacable futuro viable

Dios fué pretencioso y ha amado comunicar con nosotros, como asegura Cristo en la última Cena, la gloria que Él disfrutaba antes de la creación de todo el mundo. Si a los 2 personajes principales de toda religión, Dios y el hombre, les elevamos a la expresión máxima, nos sale la realidad protegida por la Iglesia Católica.

Dios tiene todas y cada una de las mejores imaginables (todopoderoso, infinito, omnisapiente…), su creación desborda sabiduría. El hombre está llamado a ser como Dios por el bautismo por el hecho de que Dios se hizo como nosotros a la encarnación. La vida tras la desaparición es toda la alegría de Dios para toda la vida. ¿Se puede imaginar una mejor opción alternativa? El cristianismo es la unión total entre Dios y el hombre. No más adelante, sino más bien el día de hoy y en este momento, toda vez que formamos parte de la Eucaristía. Por la fe suponemos en lo que el hombre ni se habría audaz a imaginar o soliciar a Dios.

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