“Todo forma parte al amor” . En estas expresiones tenemos la posibilidad de agarrar la herencia espiritual legada por san Francisco de Sales, que murió hace 4 siglos, el 28 de diciembre de 1622, en Lyon. Tenía poco mucho más de cincuenta años y, a lo largo de los últimos veinte años, había sido obispo y príncipe exiliado de Ginebra. Había llegado a Lyon tras su última misión diplomática. El duque de Saboya le había pedido que acompañara al cardenal Mauricio de Saboya a Aviñón. Juntos habrían rendido homenaje al joven rey Luis XIII, que volvía a París, subiendo el valle del Ródano, tras una victoriosa campaña militar en el sur de Francia. Fatigado y con la salud estropeada, Francisco se había puesto en sendero por puro espíritu de servicio. «Si no fuese tan útil a su servicio que yo realice ese viaje, tendría, precisamente, excelentes y sólidas causas para eximirme de esto; pero si hablamos de su servicio, vivo o fallecido, no me voy a echar atrás, sino voy a ir o me voy a hacer arrastrar» . Ese era su carácter. Al final, en el momento en que llegó a Lyon se alojó en el monasterio de las Visitendinas, en la vivienda del jardinero, para no ocasionar demasiadas afecciones y, al tiempo, ser mucho más libre para hallarse con quien lo necesitara.
Poco impresionado desde hacía un buen tiempo por «las enclenques grandiosidades de la corte», asimismo había consumado sus últimos días sacando adelante el ministerio de pastor en una sucesión de compromisos: confesiones, coloquios, charlas, predicaciones y las últimas , infaltables, cartas de amistad espiritual. La razón profunda de este modo de vida lleno de Dios se le había hecho poco a poco más limpia en todo el tiempo, y él la había elaborado con facilidad y precisión en su célebre Tratado del amor de Dios: «Próximamente como el hombre fija con alguna atención su pensamiento en la cuenta de la divinidad, siendo alguna dulce emoción en su corazón, que exhibe que Dios es Dios del corazón humano» . Es la síntesis de su pensamiento. La experiencia de Dios es una prueba del corazón humano. Esta no es una construcción mental, sino un reconocimiento lleno de desconcierto y de gratitud, que resulta de la manifestación de Dios. En el corazón y por medio del corazón es donde se efectúa este sutil y también profundo desarrollo unitario en virtud del que el hombre reconoce a Dios y, al unísono, a sí mismo, su origen y hondura, su realización en la llamada al amor . Descubra que la fe no es un movimiento ciego, sino más bien más que nada una predisposición del corazón. Mediante ella el hombre confía en una verdad que se muestra a la conciencia como una “dulce emoción”, con la capacidad de suscitar un pertinente y también irrenunciable bien-estimar por cada situación construída, como le agradaba decir a él.
Los antecedentes
Donde hay una crisis hay un conglomerado de ocasiones pretéritas que fueron llenando la burbuja hasta hacerla explotar. En la situacion del siglo XVI lo cierto es que se venían arrastrando pérdidas humanas debidas a las epidemias (singularmente de viruela) y al colonialismo (bajo la espada de individuos como Francisco Pizarro y Hernán Cortés) pero, no obstante, la verdad es que el fragmento temporal recogido entre 1501 y 1599 proseguía sosteniendo su esplendor: Copérnico había planteado su teoría heliocéntrica, Miguel Ángel comenzaba a trabajar en la Capilla Sixtina y Leonardo da Vinci en su Mona Lisa, Elcano había logrado la circunnavegación del globo lo que la circunnavegación del globo… vida parecía sonreír a los sobrevivientes de las catástrofes modernas. Lamentablemente, lo que absolutamente nadie vio venir, fue el dentellada mortal que se ocultaba debajo.
La verdad es que este desarrollo elevado y desequilibrado causó adversidades en la hasta el momento clásico economía de subsistencia, un obstáculo que se agudizó con la apropiación del producto agrario por la parte de extranjeros adinerados. La indefensión de la población dada esta situación y la sobrevenida de patologías (singularmente peste bubónica) y climatologías desfavorables (como la pequeña “edad glacial” de la que te charlé en otros productos) brindaron rincón a un alza exacerbada de los costes que va sumir a las clases menos acaudaladas al apetito y la desnutrición. Esta situación, que los historiadores llamados crisis de subsistencias, tienen una secuencia de efectos ocultos y colaterales que no se aprecian a fácil vista (de ahí que es requisito realizar una retrospección cronológica y comparativa), como tienen la posibilidad de ser el incremento de la mortalidad y el descenso de links nupciales (con la tasa de natalidad pertinente).