la clase de religión descubrir el bien y el mal

Por John Blake

(CNN) — Un estallido de furia en una mezquita. La publicación de un vídeo sospechoso en YouTube. Una amistad con un imán elusivo.

La mayéutica como procedimiento de enseñanza

Sócrates empleaba un procedimiento de enseñanza muy especial popular como mayéutica. Por él todo humano procuraba por naturaleza, de manera innata, llevar a cabo el bien y en el momento en que alguien hacía el daño era por ignorancia. El hombre sabio es aquel que es con la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, entre lo bueno y lo malo; el saber no es una acumulación de información sino más bien la aptitud de distinguir entre el bien y el mal, el ejercicio del autodominio y de la virtud.

Para él el bien consistía en sacar al humano de la ignorancia y, de ahí que, desarrolló este procedimiento filosófico. La mayéutica radica en asistir al alumno a localizar la realidad por medio de cuestiones capaces que hagan confrontar a la certeza de sus planteamientos.

¿Qué es el saber espiritual?

Se comprende por conocimiento espiritual o entender espiritual lo que se apoya en un sistema de opiniones indemostrable. Sirve de acompañamiento ética, ético o sensible a la conducta humana, sugiriendo su vínculo con lo sagrado: Dios, la divinidad, el espíritu, etcétera.

Por norma general esta clase de saberes se organizan cerca de un credo concreto, recogido en uno o mucho más contenidos escritos místicos o sagrados. Son protegidos, dados y también interpretados por instituciones religiosas, como las diferentes iglesias y sacerdocios que hay.

Ética y dignidad

La dignidad asimismo trabaja como un término afín a la ética. Se le relata en los tratados sobre bioética y derechos humanos, por poner un ejemplo. Así sucede porque todas y cada una de las formas de proceder, proyectos o ocupaciones que tengan en cuenta al humano como algo menos de lo que es, es decir, que lo traten como un elemento, un animal o una propiedad y no como un ser libre, racional y tolerando, se consideran impropios. De ahí que, viejas, humillan y degradan a quien los ejecuta mucho más que a quien los padece.

Por poner un ejemplo, la ingeniería genética de fetos humanos se considera impropia de la clase, en tanto que supondría que somos cosas manipulables, programables o manufacturables, como mercancías. Además de esto, supone enormes peligros de cara a algo incalculable: el legado genético de la raza humana.

¡No a la clase de religión! ¡Sí a una educación religiosa!

La investigación partió de la base de que el ERE no puede ser aséptica ni indiferente a las realidades y activas sociales, según se lee en entre los productos que han anunciado. Previamente las instituciones educativas establecían la clase de religión y, siendo un país en la mayoría de los casos católico, se limitaba de forma exclusiva a educar esta doctrina. Pero desde la Constitución Política de Colombia de 1991, se garantiza la independencia de cultos. El producto 19 afirma de esta forma: “Toda persona está en su derecho a profesar libremente su religión ahora propagarla de manera individual o colectiva. Todas y cada una de las confesiones religiosas y también iglesias son del mismo modo libres en frente de la ley”. Menos de tres años después, el producto 23 de la Ley 115, ley general de educación, estableció que la educación religiosa es un área primordial y “se va a ofrecer a todos y cada uno de los establecimientos académicos, observando la garantía constitucional según la que, en los establecimientos del Estado, nadie va a poder ser obligada a recibirla”.

“Este cambio produjo indecisión en las instituciones educativas”, enseña Balancee; ciertas prosiguieron ofertando lo que conocemos como la clase de religión, una religión confesional muy afín a la catequesis escolar, pero en el momento en que se matriculaba a un estudiante que practicaba otra religión, la institución no se encontraba dispuesta para recibirlo; otros la transformaron en clase de ética, de valores o de capacitación ciudadana; un tercer conjunto resolvió efectuar ocupaciones libres o lúdicas, y por último hubo instituciones que se detuvieron a meditar en volver a diseñar la materia para aceptar al estudiante “una entendimiento de lo espiritual en la civilización bajo una visión incluyente y plural pero asimismo una capacitación que le dejara asumir responsablemente sus resoluciones en temas de creencia”, sigue Balancee.

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