“Dios es una muy, muy bella metáfora, no veo por qué razón dejarla solo para los fieles.” Tomás Molina.
Si observamos las acciones militares de Al Qaeda, el EI u otros atentados terroristas, caemos en la tentación de decir que el islamismo aniquila mucho más de lo que salva. Con visión histórica tenemos la posibilidad de aseverarlo asimismo del cristianismo de las cruzadas, de la colonización de españa, de la Inquisición. No es necesario charlar de la lista de prohibiciones y limitaciones que terminan en pederásticas y violaciones, que si no matan arruinan vidas. Estas prohibiciones asimismo inhiben, en varios fieles por miedo u obediencia, ciertos delitos, pero ¿quién se anima a efectuar un cómputo?
Modelos de relación de la Iglesia con la sociedad
Esta descripción de la verdad popular interpela a la Iglesia con una pregunta primordial: ¿cuál es su papel en la mitad del planeta? ¿De qué manera se va a poder comprender su relación con la civilización? En todo el tiempo se pusieron en juego múltiples modelos de comprender ese link. En este momento vamos a centrar la mirada en tres, que tienen la posibilidad de considerarse una síntesis y, al unísono, un prototipo:
- El cristianismo, “alma del cuerpo popular” según la Epístola en Diognet
Esta acciones de niveles diferentes: Un principio de este; a este nivel corresponde «eso se hace de esta manera».
Un segundo nivel muestra unas declaraciones teoréticas de nivel rudimentario, con apariencia de proverbios, leyendas y sabiduría habitual. Un tercer nivel podría ser el que comprende múltiples conjuntos de conocimiento mucho más especialistas elaborados con relación a los campos institucionales. En el mucho más prominente nivel podemos encontrar una sucesión de puntos de vista o filosofías de la vida que engloban toda la actividad humana y señalan hacia los panormas mucho más extensos”. (Laeyendecker, 1969: 13-
Las acciones de legitimación popular toman cuerpo y encarnan:
“(…) verdaderamente en el pensamiento y en la actividad de los individuos. Y esto solo es viable en el momento en que estos sistemas de legitimación tienen sentido para todos los que están damnificados por ellos en su situación específica en la vida. Dicho mucho más simplemente: una regla va a ser acatada mientras que tenga sentido. En el momento en que lo pierde, es dejada y carece frente toda vigencia popular” (Laeyendecker, 1969: 14)