El hombre sintió siempre y en todo momento la necesidad de entender la naturaleza y el origen de las cosas que le cubren, y de este modo llegar a llevarlo a cabo asimismo del grupo de todas y cada una ellas, o sea, del cosmos y de una manera particular de la vida y de sí. En todo el tiempo estas concepciones del cosmos o cosmologías fueron mudando hasta llegar a la que poseemos el día de hoy, que indudablemente cambiará asimismo en los siglos futuros. Al lado de la visión de la naturaleza del cosmos, asimismo se expone la de su origen y de qué forma llegó a ser de qué manera lo observamos el día de hoy.
Al confrontar con el cosmos, y intentar ofrecer una contestación a las cuestiones que se le sugieren sobre su naturaleza y origen, el hombre adopta múltiples puntos de vista, que el día de hoy tenemos la posibilidad de dividir como científico, filosófico y teológico. El día de hoy esos puntos de vista están aproximadamente separados, pero a lo largo de un buen tiempo estuvieron mezclados. Aún el día de hoy, pese a no ser reconocido muy frecuentemente, estos puntos de vista se confunden en cuestiones que creen inadvertidamente las fronteras que hemos predeterminado. En lo que se refiere a estos temas, se prosiguen proponiendo cuestiones que cruzan la frontera en la filosofía y todavía en la teología y pertenecen a los campos mucho más esenciales de la relación entre ciencia y religión.
¿Qué es la ciencia?
La ciencia es el grupo de entendimientos organizados, jerarquizados y comprobables, conseguidos desde la observación de los fenómenos naturales y sociales de la verdad (tanto natural como humana), tal como de la experimentación y demostración experimental de las interpretaciones que les ofrecemos.
Estos entendimientos, además de esto, son registrados y sirven de base a las generaciones futuras. Conque la ciencia se alimenta a sí, se cuestiona, depura y amontona con el pasar de los años.
¿De qué manera es el hombre? ¿De qué forma es el alma humana?
Existen algunas peculiaridades que solo forman parte al humano, resaltamos ciertas:
- El número de realidades que atraen al humano es probablemente infinito. No solo se queda a agradar lo básico (comida, reposar, relaciones íntimas) sino se da el arte, la civilización, el estudio, etcétera.
- El hombre puede ser propósito con lo que le circunda: el agua me sirve por el hecho de que necesito hidratarme, pero comprendo que no solo es “eso”. Tiene una composición química (H20). Procura reforzar en el ser de las cosas.
- La contestación a los estímulos no ha de ser instantánea ni automática: de ahí que solo el hombre hace huelga de apetito, puede abandonar lo “básico” por un ideal.
- La biología no da contestación a sus pretensiones, sino participa el intelecto y su aptitud de invención. El hombre fabrica viviendas, ropa…, escoge la manera de agradar estas pretensiones y, en verdad, va progresando.
- Precisa hacer hábitos, educarse, para subsistir.