El estatuto académico de la enseñanza de la religión (así sea católico o de otras confesiones que tienen pactos con el Estado) todavía es un tema no solo de enfrentamiento, sino más bien de confrontación política en España. La optimización relativa del estatus de la religión en la reforma didáctica del gobierno del Partido Habitual (Ley Orgánica para la Optimización de la Calidad de la Educación, LOMCE) en relación a la legislación previo (Ley Orgánica de Educación, LOE) volvió a soliviantar a los incondicionales de remover la religión del currículo académico.
¿Es viable en España un enfrentamiento serio sobre el tema? Ajeno de prejuicios u opciones ideológicas, ¿se puede enmarcar la discusión solo en términos jurídicos y académicos? Los razonamientos contrarios a la enseñanza religiosa en la escuela acostumbran a carecer de rigor tanto jurídico como académico. El primordial razonamiento contra la enseñanza religiosa escolar es el eslogan «Fuera la Religión de la Escuela», lo que oculta la defensa de un modelo tan confesional (el laicista) como imponer a todos la enseñanza de la religión.
No fue hasta 1857 en el momento en que se decretó la primera ley didáctica integral. Se conoció como la Ley de Instrucción Pública (asimismo llamada Ley Moyano). Este establecía que la enseñanza podía ser pública o privada, siendo el Gobierno el directivo de la enseñanza pública y también interventor en la privada para garantizar su formalidad académica. Con esta ley se incorporan los enormes principios del moderantismo histórico como la gratuidad relativa para enseñanza primera, secularización o centralización. Además de esto, el Govern se comprometió a contemplar el cuidado de las academias públicas y subvencionar a los pueblos pequeños a fin de que los pequeños y pequeñas pudiese recibir la educación principal. Los libros de artículo eran iguales en todas y cada una de las provincias y los profesores debían pasar una sucesión de exámenes para garantizar sus entendimientos.
La educación quedó dividida en tres periodos: primero, segundo y tercero.
– Primero: Seis años de duración. Obligatoria para pequeños y pequeñas, a pesar de que los programas cambiaban. A los pequeños se les enseñaba Geometría, Física o Agricultura. Mientras que, para las pequeñas las materias entendían trabajos familiares o dibujo. – Segundo (Bachillerato): Seis años de duración con una prueba final. Se daba en centros tanto públicos como privados y las materias estaban reguladas por el Govern. – Tercera (Facultad): Solo se podía cursar en centros públicos con instructores nombrados por el Gobierno.
Una película en HFR
El inconveniente es esta película está construída en el formato HFR (High Frame Rate). Unas iniciales que se refieren a la alta continuidad de imagen en la pantalla y es requisito escoger bien el cine donde se va a ver para gozar de una experiencia completa y única.
James Cameron ha doblado la cantidad frecuente de 24 a 48 fotogramas por segundo. Esto ahora se realizó en el reestreno remasterizado de Avatar que sucedió este año y volveremos a verlo en el 2023 con el regreso de Titanic a los cines.