esta es la verdadera religion visitar a los enfermos

Más allá de que es viable emplear estos 2 términos como sinónimos, existe entre ellos una diferencia primordial consistente en el nivel de desinterés y sacrificio que la caridad (por lo menos en términos católicos) supone.

La caridad se ejercita sin distingue de ningún género, es absoluta y desprendida y universal, ya que se basa en el cariño a Dios y este está en todas y cada una partes.

Rastreo.

Si pertenece a un ministerio de visitas en curso en su iglesia, comparta notas y realice proyectos para cualquier viable rastreo o una próxima visita. Si existe alguna preocupación (salud, condiciones de vida, cambio de accionar, signos de desidia o abuso, etcétera.), es esencial efectuar los contactos apropiados con el pastor o con quien esté en la mejor situación para asistir. No es un chisme si es una parte de la solución.

El precaución pastoral es compromiso de todos y cada uno de los oficiales organizados de la iglesia. Y las visitas pastorales son una sección esencial del precaución pastoral. Pero lo esencial es que es una ocasión para reforzar en los nudos de nuestra vida en común con esos que no en todos los casos se tienen la posibilidad de reunir con el resto de la congregación. El escritor de Hebreos nos anima a ser hospitalarios con los extraños por el hecho de que tenemos la posibilidad de estar “entreteniendo a los ángeles sin saberlo” (Hebreos 13:2, RV). No puedo contestar por los ángeles, pero sé que la existencia de Cristo va a estar ahí aguardando a quien visites.

La Iglesia ha renegado pura y sencillamente de sus principios, olvidando que el santurrón cuyo nombre tomó el presente pontífice abrazaba a los leprosos, que entre las proyectos de la clemencia era conocer a los enfermos, que los sacramentos solo tienen la posibilidad de administrarse en presencia.

3) La práctica del culto por el momento no es libre y facultativa, expuesta únicamente a sanciones de orden espiritual, sino debe hacerse normativamente obligatoria. La colusión entre religión y poder profano, a propósito, no es una novedad; no obstante, es completamente nuevo que no se refiere a la profesión de los dogmas, como era la situacion de las herejías, sino más bien de forma exclusiva a la celebración del culto. El poder profano debe controlar que la liturgia de la religión médica, que en este momento coincide con toda la vida, sea puntualmente observada en los hechos. Que aquí se intente una práctica de culto y no una exigencia científica racional es inmediatamente visible. La causa de mortalidad mucho más recurrente en este país son, con bastante, las patologías cardiovasculares, y se conoce que podrían reducir si se practicase un modo de vida mucho más saludable y se prosiguiera una nutrición especial. Pero a ningún médico se le había ocurrido que esa forma de vida y de nutrición que recomendaban los pacientes se transformaría en objeto de una regulación jurídica, que decretaría ex- lege qué comer y de qué manera vivir, convirtiendo su vida en una obligación sanitaria. Es exactamente esto lo que se hizo y, por lo menos por el momento, la multitud ha recibido, tal y como si fuera evidente, abandonar nuestra independencia de movimiento, al trabajo, a las amistades, a los amores, a las relaciones sociales, en sus convicciones religiosas y políticas.

Aquí medimos de qué forma las otras 2 religiones de Occidente, la religión de Cristo y la religión del dinero, han cedido la primacía, supuestamente sin batallar, a la medicina ahora la ciencia. La Iglesia ha renegado pura y sencillamente de sus principios, olvidando que el santurrón cuyo nombre tomó el presente pontífice abrazaba a los leprosos, que entre las proyectos de la clemencia era conocer a los enfermos, que los sacramentos solo se tienen la posibilidad de regentar en presencia. El capitalismo, por su lado, si bien con alguna queja, ha recibido pérdidas de eficacia que jamás se había audaz no a estimar, probablemente con la promesa de localizar después un convenio con la novedosa religión, que en este punto semeja preparada para consentir.

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