en que religion dejas a tus hijos por el trabajo

1. Seleccionar al cuidador o niñera ideal. Lo esencial es seleccionar la persona que se ocupará de tus pequeños, un individuo profesional y cariñosa que logre ofrecer precaución y educación a tus hijos, con quienes tus hijos creen un vínculo afectivo.

Ciertas peculiaridades que puedes estimar son: educación, experiencia anterior, empatía y carisma, realiza un perfil de lo que buscas y toma el tiempo para valorar a las aspirantes. Puedes efectuar una entrevista con la persona y una sesión de prueba para poder ver la relación con tu bebé o usar una agencia o interfaz de niñeras que efectúa todo lo mencionado para ti y te da las más utilizadas opciones.

Chillar amedrenta a nuestros hijos

Ellos sienten temor al comienzo y después íra y también impotencia. ¿Es temor lo que deseamos que sientan nuestros hijos? Seguramente no, nuestra intención en el momento en que llamamos es que obedezcan, que aprendan, que hagan lo preciso, que nos respeten, etcétera… pero no tenemos ganas ocasionarles temor. Por consiguiente, con nuestra actitud no logramos el efecto que deseamos: el respeto se gana acatando, la obediencia se gana con paciencia, los aprendizajes necesitan un tiempo y un esfuerzo y que hagan lo preciso va a depender en buena medida del nuestro accionar.

Toda vez que los llamamos, ponemos una piedra de un muro que nos divide. Perdemos autoridad efectiva, perdemos respeto, perdemos comunicación, ganamos distancia, ganamos frialdad en las relaciones, ganamos mucho más chillidos y ganamos malestar sensible.

La situación laboral del padre

Si los dos trabajan, el padre se va a ver mucho más implicado en el precaución y la educación del niño. Al trabajar los dos, esta labor ha de ser compartida por los dos por igual. En cambio, si la madre deja de trabajar para cuidar de sus hijos, indudablemente sea ella quien deberá ocuparse al 90% del precaución, puesto que él trabaja fuera de casa, o al reves.

En numerosos países las compañías guardan el puesto a la madre a fin de que se ocupe en el transcurso de un tiempo preciso de la crianza del niño y después vuelva al trabajo. En España, por poner un ejemplo, existe la excedencia, de la que vamos a hablar ahora.

Los abuelos

Entre las primeras opciones que frecuenta tenerse presente es, indudablemente, algún integrante de la familia. Alguien en quien se puede confiar y que al unísono quiere al niño. Naturalmente, las abuelas (y/o jubilados) encabezan la lista. No obstante, vale la pena poner énfasis que no es una alternativa siempre y en todo momento viable, puesto que actualmente, en contraste a lo que ocurría décadas atrás, muchas son las abuelas que tienen una actividad laboral.

Virtudes: Al tratarse de una alternativa que no acostumbra implicar coste económico, no desestabiliza el presupuesto familiar. Por otro lado, garantiza que el bebé va a ser precaución con amor. Otro punto positivo es que si cualquier día es requisito quedarse haciendo un trabajo tras tiempo, para los abuelos esto indudablemente no va a suponer ningún inconveniente.

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