Según el creador, el tópico que el islam y el cristianismo aterrizaron en África únicamente a través del colonialismo no es verdadera (Imagen: Ridvan Yumlu)
Por Dídac P. Lagarriga. Hay una inclinación a los alegatos cerca de África que me agradaría contrariar, fatigado de ver de qué forma se reproduce en campos muy diferentes. Una afirmación definitiva, pronunciada por múltiples actores, en especial de la academia africanista y los componentes afrocentristas, y que sentencia a que el cristianismo y el islam, en África, son religiones impuestas y extranjeras.
Religiones animistas africanas
En contraste al Islam y el Cristianismo, las religiones animistas de África no tienen una doctrina que las aglutine ni ritos en común. La base es el culto a los ancestros y la tradición oral. El resultado es una exhibe muy heterogénea de manifestaciones religiosas.
Si bien su número fué el ocaso en las últimas décadas, se estima que todavía hay mucho más de 80 millones de africanos que prosiguen leales a las tradiciones animistas, en especial en determinados países como Botsuana o Costa de ‘Marfil por servirnos de un ejemplo.
SACRIFICIO ANIMAL AL FETICHE DANKOLI
El sacrificio de animales es una sección esencial de las ofrendas que tienen que efectuarse a los dioses y muy probablemente a lo largo del viaje a Benin poseas el ocasión de presenciar algún sacrificio, como nos ocurrió a nosotros en nuestra visita al fetiche Dankoli. El fetiche Dankoli está ubicado a unos diez km de Savalou y nuestros guías nos explicaron que se encuentra dentro de los fetiches mucho más poderosos de Benín donde asisten en peregrinación a los leales para realizar ofrendas y soliciar deseos. Es tan esencial que aquí vienen leales de países vecinos como Togo, Nigeria y Ghana, pero asimismo de países lejanos como Brasil o ciertos países caribeños.
¿Apertura o vivisección?
A lo largo de los años de comunismo, el vudú se asociaba a superstición y creía que era un factor que retrasaba el avance. Esto logró que a lo largo de esta etapa se tomaran medidas antirreligiosas que acorralaban a los practicantes. En los últimos tiempos, la visión con en comparación con vudú comenzó a presenciar un viraje, pero es a lo largo de la transición democrática en el momento en que se reconsidera realmente la relación entre esa religión y el Estado. En la construcción de su relato como país, el peso del culto vudú era indiscutible a lo largo del reino de Dahomey y entre las etnias yoruba y fon, si bien lo practican muchas otras. De este modo, se fijó como elemento fundamental del bien común inmaterial –y material– del país. Aparte de transformarse en religión conocida, se estableció una festividad de forma anual y se impulsó el desarrollo de asociaciones de curas y la aptitud organizativa de la red social vudú por norma general.
El día de hoy esta religión la practican entre el 12% y el 20% de la población, según fuentes oficiales, tras el cristianismo —prácticamente medio país— y el islam —algo mucho más de una cuarta parte de la población— . No obstante, la primera cifra puede ser considerablemente mayor; sencillamente una gran parte de la población no lo reconoce abiertamente. Además de esto, es recurrente que permanezca cierto sincretismo espiritual, con lo que se puede opinar y formar parte en ritos vudúes y ser al unísono católico o musulmán. El vudú pasó de este modo de ser una religión de resistencia, escondida y esconde, a un reclamo turístico de primer nivel que llena las portadas de gacetas de viajes y weblogs de internet.
LLEGAR A MONTAÑA KÉNIA
No lo sabría contar, pero algo cambió al ámbito en el momento en que llegamos a la región del monte Kenia . Me sentía mucho más libiana, mucho más segura y mucho más fuerte. Menos anubarrada pese a las nubes que cubrían la cima.
Mi parte mucho más científica, me mencionó que fueron los grados que redujeron en el ámbito tras dejar la región de los lagos Naivasha, Elementaita y Nakuru . Pero mi otra cara, la mucho más mística, me charlaba de la mayor fuerza de la montaña de Kenia, de su poder y su halo sagrado.