Reputadas firmas y capaces editoriales han suministrado desde hace unos años nuevos materiales a la polémica sobre Dios y la religión. Las librerías inglesas, francesas o alemanas proponen en este preciso momento varios títulos que recapitulan lo último que se piensa y afirma sobre este tema vital. Hubo tomas de posición de todas las clases, se pusieron cada día viejos razonamientos y se agregaron otros nuevos o por lo menos desusados. Es requisito admitir, ya que, que la discusión sigue viva. Si bien sean varios, quizás mucho más que jamás, los que proclaman la «muerte de Dios», absolutamente nadie puede con fundamento asegurar que haya decaído nuestro interés en Él.
El ambiente mucho más próximo asimismo se vió implicado en la disputa . La editorial Ariel termina de ayudar a enriquecerla por partida doble. Si se me deja la expresión indigna, decidió prender una candela a Dios y otra al demonio —entendiendo aquí por «demonio» el No-dios, la negación de su vida y de la conveniencia de proseguir rindiéndole tributo adoración. Me semeja bueno que libros representativos de concepciones prácticamente diametralmente opuestas convivan civilizadamente en un mismo catálogo editorial, más que nada en nuestro campo, que no se distingue por su tolerancia si bien la proclamemos con voces estentorias.
Estas acciones. Un principio de este desarrollo de legitimación lo podemos encontrar en el sistema de objetivación lingüística; a este nivel corresponde «esto se hace de este modo». Un segundo nivel muestra unas declaraciones teoréticas de nivel rudimentario, con apariencia de proverbios, leyendas y sabiduría habitual. Un tercer nivel podría ser el que comprende múltiples conjuntos de conocimiento mucho más especialistas elaborados con relación a los campos institucionales. En el mucho más prominente nivel podemos encontrar una sucesión de puntos de vista o filosofías de la vida que engloban toda la actividad humana y señalan hacia los panormas mucho más extensos”. (Laeyendecker, 1969: 13-
Las acciones de legitimación popular toman cuerpo y encarnan:
“(…) verdaderamente en el pensamiento y en la actividad de los individuos. Y esto solo es viable en el momento en que estos sistemas de legitimación tienen sentido para todos los que están damnificados por ellos en su situación específica en la vida. Dicho mucho más simplemente: una regla va a ser acatada mientras que tenga sentido. En el momento en que lo pierde, es dejada y carece frente toda vigencia popular” (Laeyendecker, 1969: 14)