Por: Eric Sammons
(ZENIT Novedades – Crisis Magazine / Roma, 23.09.2022).- Con la desaparición de la reina Isabel II y la llegada del rey Carlos III, la monarquía británica domina l actualidad. Para los católicos, esto muestra ciertas tensiones. Tras todo, el monarca británico es el gobernador supremo de la (herética) Iglesia de Inglaterra, la iglesia madre de la Comunión Anglicana, y evidentemente es el sustituto de monarcas como el rey Enrique VIII y la reina Isabel I, que persiguieron sin piedad a los católicos, asaltaron los monasterios y también hicieron del catolicismo una religión ilegal a lo largo de sus reinados.
La reina Isabel II Charló abiertamente sobre su fe cristiana
Escribiendo para Religion News Service, Catherine Pepinster apunta:
Más allá de que Protectora de la fe fué un título heredado y poco mucho más, Isabel II lo abrazó y en los últimos tiempos lo logró de el, comentando muy abiertamente sobre su fe y enseñando de qué manera le dio el marco de su historia.
Los 70 años de reinado
Isabel fué reina de Enorme Bretaña y de sobra de doce países desde 1952, entre ellos Canadá, Australia y Novedosa Zelanda, ahora principios de ese año festejó sus 70 años de reinado con 4 días de celebraciones nacionales en el mes de junio. El 6 de febrero, en la mitad de las celebraciones de su 70 aniversario, reafirmó que su historia estaría siempre y en todo momento dedicada al servicio de sus súbditos, renovando de esta forma la promesa que había hecho a su 21 aniversario en 1947. Solo cinco años después, el 1952, con la inmediata muerte de su padre, el rey Jorge VI, y la abdicación de su tío Eduardo, se transformó en Isabel II, reina del Reino Unido de Enorme Bretaña, Irlanda del Norte y el resto reinos de la Commonwealth, y ningún suprema de la Iglesia de Inglaterra. La novedad de la desaparición de su padre, y por consiguiente su ingreso al trono, le llegó en el momento en que se encontraba en Kenia, en el momento en que ahora se encontraba casada con Felipe, duque de Edimburgo, fallecido el 9 de abril del 2021, y era madre de 2 de sus 4 hijos, el príncipe Carlos, nativo de 1947, y Ana, natural de 1950, a los que prosiguieron Andrés, en 1960, y Eduardo, en 1964.
Relación con Billy Graham
de su papel formal como líder de la Iglesia de Inglaterra, la fe de la Reina fué constatada por figuras sobresalientes de la red social evangélica global.
Su amigo y cómplice el pastor estadounidense Billy Graham testimonió el cariño de la Reina por la Biblia, tal como su fuerte fe cristiana, en su autobiografía Como soy.
La fe, «ancla de su historia»
Sus alegatos de Navidad un año tras otro revelan una alguna evolución en la manera en que evoca su fe personal y valores cristianos como el perdón, la reconciliación, el cariño y el sentido de servicio.
A lo largo de los últimos 22 años de su reinado, como resalta The Guardian en el producto de 2017, sus mensajes tomaron un tono distinto, prácticamente íntimo. A la reina le agrada charlar de su fe como «el ancla de la vida». De hecho, como apunta Pepinster, desde el año 2000, Isabel II decidió dedicar el mensaje de Navidad a la narración de la vida y enseñanza de Cristo: