cuentos para el primer dia de clase de religion

¡Buen año 2016 a todos! Les deseo un año lleno de cosas buenas, de innovación, de ilusión y de ganas de realizar las cosas mejor. Un año donde sepamos percibir con orejas verdes. Como todos y cada uno de los principios de año, es el instante de realizar propósitos. El mío es proteger mucho más este blog con una entrada semanal. Si nada me lo impide, los martes van a ser los días de publicación. ¡A conocer si lo consigo!

Para iniciar con los posts de este 2016, el día de hoy deseo explicaros una actividad muy particular que les anuncié vía Instagram y Fb. Es una actividad que efectuamos en el final del período de tres meses en la asignatura de Religión. El último tema que debíamos trabajar llevaba por título Vivir confiando y se centraba en tres historias de la Biblia que tuvieron rincón en Israel y probaban la relevancia de confiar en Dios para vencer las adversidades.

Carta de despedida. La actividad idónea para el último día de clase.

Duración de la actividad: 2 sesiones.

Material: Papel para redactar la carta (ver plantillas) y un boli.

Capacidades para la vida

Esta lectura expone una pregunta vital: ¿Importa mucho más el desempeño académico de los estudiantes o su avance personal? Desde esta cuestión, el libro recuerda al lector lo que es requisito acompañar a los alumnos en los procesos de estudio vitales y de qué forma desde la práctica, el diálogo y la reflexión se aprenden las capacidades para la vida. Fué escrito por Andrea Giráldez Hayes y Emma Sue Prince, construyendo valores como la empatía, el optimismo y la compromiso.

Editorial: PPC Editorial. Páginas: 160.

El árbol de Navidad

Aquella mañana, Sofía había despertado prontísimo. Se encontraba tan encantada que solamente durmió. Por la tarde, iría con su padre a buscar un árbol de Navidad para ponerlo en el salón y adornarlo con luces de colores y ciertos datos que ella misma había desarrollado. Era la primera oportunidad que su padre le dejaba acompañarle a agarrar el árbol en la tienda, lo que quería decir que ahora era mayor. Conque Sofía se sentía muy feliz.

Salieron de casa prontísimo y al arrimarse al vivero, el frío comenzó a hacerse mucho más profundo: cientos y cientos de árboles puestos en ristras aguardaban por una familia que les acogiese estas Navidades. La mano de su padre la sostenía seguro del frío de aquella tarde de diciembre y le hacía sentir segura, pero no podía eludir sentir algo de temor.

Deja un comentario