La narración de la santería nace consecuentemente a la diáspora de los esclavos africanos que llegaron a Cuba. Una vez en la isla, estos no solo se hallaron con un nuevo idioma, sino más bien asimismo, con prácticas y tradiciones que les eran extrañas, pero aún de esta forma preservaron sus opiniones. Hay 401 deidades en el Panteón Yoruba en África, pero en Cuba pocas son las deidades a las que se adoran. Estos orichas tienen un poder colosal con el que asisten a sus leales a la Tierra en tanto que están relacionados con fuerzas de la naturaleza cuyos poderes fueron desprendidos y delegados por exactamente el mismo Olodumare. Las deidades masculinas, tal como las femeninas, tienen un poder incomparable con el que tienen la posibilidad de dar enormes alegrías y siniestros en dependencia del accionar de cada individuo.
Eleguano, el dios de los caminos es una deidad muy especial, puesto que, en las jerarquías divinas se considera el intercesor entre el Todopoderoso y los humanos. Este trabajo tiene como finalidad investigar la figura de Eleguano como entre las deidades mucho más capaces y veneradas de la religión yoruba, tal como los medios culturales a través de los que se propaga su popularidad.
🧐¿De qué forma proteger los collares de la santería?
En la mayor parte de las situaciones recibir ilekes (Collars) es el paso inicial a la religión. Es una iniciación complicada que te distancia de tu vieja vida y pone tus pies en el sendero de tu novedosa vida, tu vida en el Sendero de las Orishas (La Regla Ocha). Desde ese instante vas a estar bajo el precaución, la protección y las bendiciones de las risas de tu madrina o padrino. Usted que ha experimentado esta iniciación no requiere que se le afirme todo lo mencionado. Los ritos por los que pasaste comentan esta separación de tu vieja vida, tu dependencia de tus padrinos y sus orishas, y el precaución y el respeto que da lo mismo de esta religión.
Sus ilekes son las banderas de los propios orishas y han de ser tratados con respeto. Jamás tienen que usarse en el momento en que usted tiene su periodo menstrual o mientras que tiene relaciones íntimas (debe tomar un baño o ducha antes de ponerse los collares nuevamente). Y no tienes que llevarlos a la cama salvo que estés muy enfermo y bajo la dirección de tu madrina o padrino. Tampoco debe emplearlos en el momento en que salga «celebración». Esto no significa que estas cosas sean siempre malas, es sencillamente que tienen que mantenerse separadas y las pancartas. De todos modos, la razón por la cual una mujer no debe emplear sus ileks en el momento en que tiene su periodo es exactamente la misma razón por la que el matancero saca sus ileks en el transcurso de un sacrificio. La sangre está ardiente y solo las cosas frescas han de estar cerca de las orishas salvo bajo condiciones concretas. Además de esto, no tienes que dejar que otra gente toquen tus collares.
Blancos
Las cuentas únicamente blancas simbolizan Obatalá y sincretiza a la Virgen de la Mercedes, asimismo popular como Ochala y Oxala. Esta deidad es la que funciona todo lo blanco, tal como los sueños, el pensamiento y la cabeza, apasionado de la paz y de la armonía.
Sus hijos han de ser respetuosísimos y es la única deidad que en sus caminos son tanto femeninos como masculinos. Para este collar el número de la marca básica es 8 y sus colores son blanco, colorado, nácar, agua jabón (si bien en general es el blanco es dependiente del sendero de Obatalá), transparente, coral (es dependiente del sendero de Obatalá ) y también marfil y su combinación es: 24 blancas, una de color roja, una de nécar, una de marfil, una de coral.
Hacerse santurrón en Cuba
La llamada religión afrocubana es extensamente practicada en Cuba y se considera uno de sus signos identitarios y autóctonos. Si ha recorrido en algún momento por las calles cubanas, seguramente va a haber escuchado a varios nombrarse entre ellos padrino, madrina o ahijado, o vió a hombres y mujeres vestidos absolutamente de blanco con collares y pulsos coloridos en sus cuerpos.
Estos individuos de blanco son los iyawos, o yaboso como se los conoce como popularmente. Ellos pasan por un desarrollo estricto de consagración para transformarse en santeros, lograr el máximo vínculo con su ángel de la guarda, el santurrón que los resguarda.