A lo largo del incendio del Alcázar Real de La capital de españa, en Nochebuena de 1734, integrantes de la corte expusieron sus vidas para socorrer piezas maestras. Llenos como el de Las Meninas fueron arrancados de sus bastidores y lanzados por las ventanas. No obstante, por razones evidentes, los sensacionales frescos se redujeron a cenizas. La obra de construcción del nuevo palacio tenía ambiciosas pretensiones de progresar la previo y transformarse en un icono de la novedosa era para la civilización y la política de españa. De ahí que, el esplendor alegórico de las vueltas sería una de las compañías de mayor inversión. La pintura España rinde homenaje a la religión ahora la fe fue de las primeras ideas que se pusieron encima de la mesa, decidiéndola detectar en el techo de la escalera primordial.
De ahí que, escogieron a un pintor italiano que trabajaba al servicio de Fernando VI, Giaquinto Corrado. Este creador fue muy admirado en España y se considera el máximo gerente de la pintura rococó en Roma. El emprendimiento para esta bóveda es un mosaico de expresiones abstractas y también iconográficas de virtudes y valores morales. Todos tienen la meta de representar el título de nuestra obra.
Corrado Giaquinto
Nació en Apulia, Italia, el 18 de febrero de 1703. Fue artista muy prolífico, esencialmente al aire libre, y se considera como el más esencial gerente del rococó en Roma en la primera mitad del siglo XVIII. >Su obra ha servido de predominación para múltiples generaciones de pintores españoles.
Los jardines de Sabatini
En lo que se refiere a los jardines que cubren el Palacio Real, fueron siempre y en todo momento preocupación de los monarcas por llenar el embellecimiento de los aledaños y realzar la suntuosidad del edificio. Los arquitectos Sachetti, Ventura Rodríguez y Francisco Sabatini propusieron múltiples proyectos con especificaciones distintas, pero adversidades de orden económico, más que nada por las esenciales proyectos hidráulicas que debían impedirse su planeamiento y resolución a los del Camp del Moro hasta la temporada de Isabel II, en el que se trazaron los paseos, se hicieron las plantaciones de árboles y flores y se instaló el sistema de riegos; entre los ornatos sobresalen 2 hermosas fuentes, la de los Tritones, que viene de Aranjuez (1845) y la de las Conchas. En 1890 adquirió el aspecto de hoy: últimamente se han producido nuevos trazados y novedades. Los jardines llamados de Sabatini, en frente de la testera norte, llenan el del sol de lo que fueron las Reales Caballerías, construidas por este arquitecto (y de ahí el nombre de los jardines) planeados hace pocos años, y que embellecen de forma destacable la visión del Palacio.