La Santa Muerte resguarda con su mantón tierras tapatías. Con mucho más fuerza que jamás “la pequeña blanca”, como asimismo lo reconocen, está transformada en una opción alternativa de culto que ganó la carrera y la vigencia a beatos tan acreditados como: San José, San Benito, San Antonio y al mismo San Judas Tadeo, aparentemente es una revancha de los católicos, que pese a mantenerse leales al culto clásico, prosiguen pobres, parados y son objeto de desprecio popular. En la víspera del Día de Fallecidos, las tiendas llamadas esotéricas, tal como los locales en los mercados de San Juan de Dios y el Corona, eminentemente, la creencia se afianza y el apogeo de sus favores mercantiliza su presencia en una gama inimaginable de elementos y entes. El estudioso universitario Darío Flores Soria otorga que el origen de este culto y de la imagen podría aparecer de una amalgama de los ritos aztecas por la desaparición y “estaría relacionado completamente a una imagen de la desaparición medieval, pues va con un traje de monje y una hoz. Hablamos de una representación medieval, europea, que figura en las expresiones pictóricas y el arte de estas latitudes”. la de un 1,5 m, en 800 pesos y la de un metro con 80 centímetros, nueve mil, la Santa Muerte debe comenzar a interpretarse sin dejar de tomar en consideración que es tratada como un santurrón o santa, dentro un perfil de un santurrón católico. Las efigias y otros elementos, según los mercaderes del mercado Corona, se consiguen por abuelos, jóvenes, mujeres y pequeños, o “por cualquier persona que se sienta mal por un santurrón que no lo ha cumplido, desilusionado del Iglesia Católica. No dejan de ser católicos, mucho más bien dejan de opinar en los curas. La llevan bastante y la adoran”. Los inquilinos actúan como doctores, consejeros, chamanes, ciertos cobran la “solicitud” a cien pesos. «Si no crees, mejor ni te misiones por el hecho de que se te regresa», avisan. La asesoría, en privado, incluye la asistencia para el diseño de un altar que el fervoroso solicitante debe obtener en exactamente el mismo local y arreglarlo según las necesidades. Aparte de las figuras, se proponen perfumes, candelas, veladoras, incienso, lociones, estampas, amuletos, jabones, un baño de esencias, libros, el tarot de la Santa Muerte, la riña de la Santa Muerte, los ruegos, el óleo, la novena y el libro de ruegos que cuesta 30 pesos.
En Guadalajara es combatida sin desenlaces En Jalisco, primordialmente en la Perla Tapatía, la imagen de la Santa Muerte fué combatida con intensidad pero sin desenlaces efectivos por el Arzobispado de Guadalajara por medio de los medios, propios y extraños y por otros “métodos”. Entre las primordiales adoradoras de la “chula”, como asimismo se le afirma, en un mercado local, se resiste a hablar del tema hasta el momento en que no diríase que su interlocutor no es un espía: “A conocer enséñame que no eres padre o algo por el hecho de que después les mandan como afirma noteros pero son gente del arzobispado, nos toman los nombres y fotografías, para condenarnos”.
Orígenes de la santa muerte
La crónica de la santa muerte o muy santa muerte como asimismo lo reconocen tiene sus comienzos en tiempos ancestrales y precolombinos, la adoración y el culto por esta imagen es muy habitual en México y en países centroamericanos.
México es uno de los más importantes países donde se le rinde culto con mucho más furor y donde tiene la mayor parte de sus fieles, pero esta adoración o veneración no es novedosa se remonta a tiempos precolombinos dicen unos, mientras que otros piensan que se ‘le prosigue desde los tiempos de la colonia.