como cambiar la.religion de una ciudad en shogun 2

El periodo Muromachi entiende la llegada del cristianismo por vez primera a El país nipón y el avance de una primera etapa de evangelización que tuvo como personajes principales a las figuras del jesuita navarro Francisco Xavier (Francisco de Laso y Azpilicueta, 1506- 1552) y el jesuita valenciano Cosme de Torres (1510-1570).

La primera llegada de los de europa a El país nipón sucedió en 1543 en el momento en que una tripulación portuguesa se vio obligada a desembarcar en Tanegashima (Kyūshū) por culpa de un tifón. Próximamente prosiguió a este acercamiento un trueque comercial con los portugueses que facilitaría la llegada de los jesuitas al país en 1549.

Los comienzos del ministerio y servicio para la expansión del cristianismo

) Pasado un tiempo, Uemura fue bautizado por James Ballagh el 4 de mayo de 1873 en el momento en que tenía dieciséis años, solo 4 meses tras la supresión de las prohibiciones gubernativos contra el cristianismo. Su ministerio formal como evangelista-pastor empezó cinco años después, el 11 de abril de 1878, en el momento en que consiguió la licencia para predicar del Presbiterio de Tokyo de la Nihon Kirisuto Itchi Kyokai (Iglesia Unida de Cristo en El país nipón).

Desde el momento en que recibió el bautismo, Uemura quedó convencido de su vocación de evangelista: “Después, en el momento en que comencé a estudiar teología, brotaron enormes inquietudes. Las considerables ambiciones que había mimado modificaron principalmente. Por el momento no sentía que deseaba ser un dignatario de prominente rango, sino más bien un misionero católico”.

cristo

Solidaridad 連帯 (Rentai)

Radica en ser capaces de dar una parte de nuestro tiempo y elementos a el resto con la mira puesta en el bien común. Hablamos de estar desapegado del resultado y de no aguardar a que la acción nos sea devuelta más tarde. Si he podido revisar algo en todas y cada una de las desgracias naturales que El país nipón sufrió desde el instante en que puse un pie en el país es el alto nivel de solidaridad que tienen los nipones para contribuir a esos que, por causas de la fortuna, se vieron damnificados por ellas.

Comprendo por humildad el saber de nuestras restricciones y obrar según este conocimiento. La modestia de no creerse en posesión de la realidad y la intención de aspirar siempre y en todo momento a proseguir progresando sin considerarse ahora en la cima del conocimiento. En el momento en que pienso en humildad, siempre y en todo momento me vienen a la cabeza los enormes profesores de las artes marciales niponas. Varios de ellos, en frente de los halagos por sus poco comúnes capacidades, acostumbran a contestar con una sonrisa y un ademán que significa “Aún me queda bastante por ser increíble…”. Aun tras haber entrenado cientos de horas y dedicar una vida a la práctica de las artes marciales, todavía prosiguen aprendiendo.

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