“Con la intensificación del materialismo y de las ciencias naturales, se ha creado un modo de vida en occidente muy preciso que busca solo el confort, que nos sugiere ir a no ser bastante reflexivos, a vivir la vida al límite, que exalta a la juventud como el instante culminante de la vida, que nos transporta a no cuestionarnos ciertas cosas, tal y como si hay un solo Dios o si hay vida tras la desaparición. Estas cosas se dejan en las opiniones, que son críticas personales de cada uno de ellos, o sentimientos, pero que en el fondo no se tienen la posibilidad de comprender seguramente. Entre las secuelas de la deriva del pensamiento fue la revolución sexual de los años setenta, que puso en un primer chato el exitación sexual como forma llena de realización de la raza humana. Es una consecuencia lógica: si todo es material y la alegría se disminuye al exitación, se pone primeramente a toda la vida y la sociedad el exitación material mucho más placentero que hay: el sexo”.
Las conmuevas positivas
Todas y cada una de las conmuevas nos provocan de forma automática disposiciones a accionar (Frijda, 1986). Lo hacen generándonos impulsos que tendemos a continuar. William James, a fines del siglo XIX, ahora nos enseñaba que las sentimos aumentadas al proseguir los impulsos que despiertan en nosotros. Por poner un ejemplo, si observamos un oso en un bosque, se nos va a disparar el temor y lo vamos a sentir considerablemente más fuerte en el momento en que corremos, por el hecho de que nos producirá bastante adrenalina para ponernos alas en los pies. Todas y cada una de las conmuevas tienen una función efectiva para la persona, por poner un ejemplo, el temor o la ansiedad son reacciones para confrontar o escapar de una amenaza, lo que indudablemente permitió subsistir a la clase humana. Aun conmuevas que supuestamente nos llevan a la inacción tienen una función efectiva. Por servirnos de un ejemplo, la tristeza tiene la función de soliciar asiste para el resto, por el hecho de que si lloramos, amanecíamos en el resto la compasión y los movemos a asistirnos. Otro ejemplo del mismo tipo es la depresión que tiene la posibilidad de tener la función de achicar nuestra actividad en oposición al agotamiento de nuestras habilidades de pelea, con el propósito de recobrar fuerzas. Es lógico que si nos encontramos frente a una amenaza y, consecuentemente, sentimos ansiedad, deseamos dejar de sentirla, principalmente por el hecho de que esto va a significar que la amenaza ha desaparecido. En este sentido, tenemos la posibilidad de calificar las conmuevas como negativas en el momento en que queremos que desaparezcan. Al contrario, en el momento en que deseamos que se queden las consideraremos positivas. Por servirnos de un ejemplo, si sentimos gozo por el hecho de que observamos a alguien amado, desearemos sostener la emoción y, por consiguiente, tenemos en cuenta la alegría como efectiva. Las conmuevas positivas no solo nos causan exitación, asimismo tienen efectos ventajosos en nosotros alén de las experiencias que nos hacen sentir. Se demostró que nos hacen mucho más creativos tanto al pensamiento como a la acción, anulan nuestras malas intenciones y fortalecen nuestra aptitud de recobrar nuestros estados sicológicos normales después las desgracias y traumas que padecemos. Además de esto, la experiencia de demociones positivas se da adjuntado con la optimización de nuestras habilidades personales, intelectuales, físicas, sociales y sicológicas. Se da de este modo un efecto de realimentación efectiva que nos convierte (Hefferon y Boniwell, 2011, páginas 24 y 25). Las malas intenciones son ineludibles en nuestra vida, siempre y en todo momento se dará una pérdida, un fracaso, un fallo, que nos las va a disparar. Consecuentemente, la alegría no puede depender de su sepa, sino más bien del equilibrio entre la cantidad y la intensidad de las conmuevas positivas en frente de las negativas que tengamos. Se hizo un modelo matemático que señala que a fin de que se dé el desarrollo y el avance de la persona tienen que darse las conmuevas positivas en una razón de 3 a 1 sobre las negativas (Fredrickson y Losada, 2005). De ahí la relevancia que ofrecemos a promover en nuestros pacientes las conmuevas positivas para llevar una vida plena.
- Estar activo y ocupado
- Usar mucho más tiempo en ocupaciones sociales
- Ser productivo en un trabajo que tenga sentido para nosotros.
- Ser ordenado y planear las cosas.
- Parar la preocupación excesiva
- Desarrollar una manera de meditar efectiva y ilusionado
- personalidad saludable.
- Promover una personalidad popular y extravertida.
- Ser nosotros, o sea, escoger lo que hacemos y accionar según nuestros pensamientos y sentimientos.
- Tener pocos pensamientos malos y inconvenientes.
- Las relaciones íntimas son la mejor fuente de felicidad, con diferencia.
- Apreciar la alegría.
No tener demasiadas esperanzas ni pretensiones